Aunque hayas sido el mejor en algo esta vez, sé modesto porque puede que no seas el mejor la próxima vez, y eso está bien. Acepta el fracaso con gracia siempre que se produzca y apoya humildemente a los demás dándoles sus flores y una ovación cuando sea necesario. A veces no serás tú quien reciba las flores en el escenario y puede ser igual de satisfactorio estar entre el público, sentado y siendo humilde.
¿Qué es la humildad?
La humildad es la capacidad de verse a sí mismo con precisión como un individuo con talentos y defectos, pero sin arrogancia ni baja autoestima.
La humildad no siempre se reconoce como un rasgo relevante a poseer, pero es de hecho una fuerza de carácter notable.
La humildad no siempre se ve como una fortaleza, sino que a veces se considera una debilidad. Algunos creen que la humildad es tener una baja opinión de uno mismo, una baja autoestima y una falta de confianza. De hecho, es lo contrario, la humildad es tener la autoestima para entender que aunque te vaya bien, no tienes que presumir o regodearte de ello.
Beneficios de la humildad
Es importante mantenerse humilde porque tener humildad no sólo te ayuda a desarrollar un enfoque más amable para interactuar con los demás, sino que también influye en cómo te percibes a ti mismo y al mundo que te rodea.
Refuerza la conexión con los demás
La humildad ayuda a tener más compasión y empatía con los demás. Los que practican la humildad son más propensos a considerar las creencias y opiniones de los demás. Esto se debe probablemente a que la humildad ofrece la oportunidad de estar menos implicados en sí mismos y más en sintonía con los sentimientos de los demás.
La humildad ofrece la oportunidad de ser menos egoísta y estar más en sintonía con los sentimientos de los demás.
Si eres capaz de alegrarte por los demás y sus logros y no te consumen los celos o la autocompasión, esto puede ayudarte a desarrollar relaciones más positivas.
Ampliar la perspectiva del yo
La humildad también ayuda a desarrollar el crecimiento y la conciencia de uno mismo, porque permite reconocer racionalmente las formas en que se puede mejorar.
La humildad puede producir más felicidad, emociones positivas y bienestar porque la persona tiene una comprensión más clara de sí misma.
En un estudio que evaluaba las perspectivas de los estudiantes universitarios sobre la humildad, los investigadores descubrieron que la humildad estaba asociada a una emoción positiva y a un buen ajuste psicológico.
Ampliar la perspectiva del mundo
La humildad puede ayudar a desarrollar una visión más profunda y evolucionada del mundo y de lo que ocurre en él. La humildad te permite ser consciente de que aportas valor a este mundo, pero que hay muchos otros en el mundo que también tienen un propósito.
Refuerza la conexión entre espiritualidad, religión y bienestar
La humildad es una virtud religiosa. Existe una correlación entre la humildad, el bienestar positivo, la religión y la espiritualidad.
Los investigadores descubrieron que para aquellos con una cantidad moderada de humildad, a diferencia de los niveles más bajos, la humildad actúa como un moderador que ayuda a facilitar el funcionamiento psicológico positivo para aquellos que se consideran religiosos o espirituales.
Según los investigadores, estos resultados podrían indicar que una persona debe tener alguna forma de humildad para que ésta actúe como moderadora de estos factores.
Cómo ser más humilde
Veamos cómo puedes aprender a ser más humilde.
No confundas el orgullo con la soberbia
La mayoría consideraría la humildad como el antónimo del orgullo y podría asociar el orgullo como un rasgo malo de poseer.
El orgullo no es algo negativo, de hecho es bastante importante. El orgullo viene de estar seguro de uno mismo, y no hay nada malo en estar orgulloso de uno mismo o de su origen.
Sentirse orgulloso de uno mismo, de su cultura, de sus logros, etc., son grandes cualidades. Es importante aceptar lo que eres, lo que has conseguido y el camino que te ha llevado a ello.
El orgullo es la valoración de uno mismo y de sus creencias, es tener confianza y seguridad de que uno es una contribución importante y relevante a este mundo.
Sin embargo, si el orgullo se vuelve extremo es cuando la humildad está ausente y la persona puede mostrar comportamientos egoístas o narcisistas.
Si una persona empieza a pensar que es mejor que los demás y sólo toma decisiones que dependen de lo que es mejor para ella, se la considera egocéntrica y orgullosa. El orgullo obsesivo hace que sea difícil ser considerado con los demás o formar relaciones genuinas. Las personas demasiado orgullosas pueden no darse cuenta de que hay áreas en las que pueden mejorar.
A las personas orgullosas también les puede resultar difícil ser conscientes de sí mismas cuando se equivocan.
Haz una búsqueda en el alma
Por lo general, quienes son soberbios muestran una arrogancia que suele provenir de inseguridades no identificadas. Una autoestima demasiado alta no es en realidad confianza, sino emociones negativas reprimidas hacia uno mismo.
Los investigadores del campo de la psicología social descubrieron que los individuos que mostraban egoísmo y narcisismo presentaban mayores niveles de «agresión desplazada» cuando escuchaban insultos que amenazaban su ego.
Entiéndete mejor a ti mismo
Las inseguridades que la gente no suele reconocer pueden ser el origen de un comportamiento egoísta o farisaico para protegerse de las críticas de los demás o del rechazo. Es importante evaluar si una autoestima demasiado alta puede tener su origen en tus propias inseguridades o en experiencias pasadas. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a comprender mejor quién eres y quién te gustaría ser.
Haz cumplidos cuando puedas
Reconocer los logros y las realizaciones de los demás puede ayudarte a desviar un poco la atención de ti mismo.
Felicita a la gente por el trabajo bien hecho. Centrarse en los sentimientos de los demás a veces ayuda a salir más de uno mismo.
Todos necesitamos que los demás nos digan de vez en cuando que vamos por el buen camino, así que sé la persona que asegura a alguien que lo está haciendo bien.
No te pongas nervioso
No confundas la humildad con la complacencia. Tener a las personas en alta estima y consideración no significa que debas permitir que te pisoteen.
Siempre debes defenderte a ti mismo y a lo que crees y hacer lo mejor posible pase lo que pase. El punto de la humildad es que no tienes que hacer que alguien se sienta inútil mientras lo haces. Sin embargo, esto no significa convertirse en una persona pusilánime.
Permitir que los demás se aprovechen de ti puede afectar a tu bienestar. Esto también afecta a la confianza de una persona y puede causar resentimiento, así que asegúrate de considerarte a ti mismo mientras consideras a los demás.
La humildad está infravalorada
Muchas personas no se dan cuenta de lo esencial que es ser humilde. Esto puede deberse a que no entienden completamente el concepto o a que aún no han aprendido lo que significa ser humilde.
La humildad en la sociedad
Tras conocer una encuesta que evaluaba la satisfacción vital de los adultos de mediana edad, los expertos en psicología positiva consideraron preocupante que la humildad y la modestia no fueran rasgos de carácter muy reconocidos que se equipararan a la satisfacción vital. Este descubrimiento les obligó a reflexionar sobre la cultura estadounidense en lo que respecta a cómo vemos rasgos como la humildad.
En la sociedad, los individuos incrustan una mentalidad de «supervivencia del más fuerte», en la que los más fuertes y mejores llegan a la cima, por lo que la gente se ve obligada a desarrollar un punto de vista de «mirar por lo suyo». Las personas están expuestas a una competencia constante cuando son niños, en la que compiten por la atención en los estudios, el atletismo y el hogar. Más tarde, en la edad adulta, esta naturaleza competitiva asoma la cabeza en los entornos profesionales.
Ideologías similares están presentes en lo que ven y escuchan tanto los niños como los adultos. La cultura de la industria del entretenimiento, como la música, la televisión y otras fuentes que a menudo consumen nuestra atención, encuentra la necesidad de retratar conceptos muy vanos y egocéntricos.
En un estudio que incluía a estudiantes universitarios, la humildad no se consideraba una cualidad necesaria para los animadores o los líderes.